Gracias por estar luchando por la modalidad más difícil y con diferencia, por no tener miedo a que el silencio se adueñe del teatro y el público prefiera irse antes que oír tu actuación. Incluso de que puedan echarte de las tablas al no dejar que muestres lo ensayado durante cuatro meses.
Y es que el cuarteto es el que más tiene que perder cuando se sube a las tablas, es el que más difícil lo tiene para agradar, y para colmo en pocas ocasiones se tiene en cuenta lo que cuesta hacer un repertorio con tres parodias inéditas, ocho cuplés y tres temas libres, como mínimo.
Obviamente cada aficionado tiene sus gustos y le puede gustar más el cuarteto hecho de forma clásica, con sus rimas, o que le guste el cuarteto más actual, más visual. Durante el COAC suelen verse muchas críticas del tipo: "este cuarteto es aburrido" "se están cargando al cuarteto" o "estos chistes son sacados de internet". Sin tener en cuenta los gustos y con lo que cada uno se ríe más, hay que dar las gracias por seguir luchando para que esta modalidad no desaparezca, por no dejarse llevar por la tentación de cambiar el cuarteto por otra modalidad, o por volver cada año (o cada dos si ha necesitado de un descanso), sin enfadarse por pensar que no se le reconoce todo lo trabajado.
Bien que lo dijeron en el pregón de la chirigota del Lobe durante la actuación del "cuarteto perfecto", son pocos los que han echado un huevo para llevar al cuarteto para adelante. Por eso, muchas gracias cuarteteros.
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