viernes, 13 de septiembre de 2013

Primeros que no coronaron: El Cielo de Cádiz.

Hace poco que hice el review de la Gran Final de 1998, y a pesar que ya tenía pensado incorporar esta comparsa a esta sección, me viene de perlas hablar de ella tras haberla escuchado muchas veces en esa final. Una comparsa que fue la confirmación, de que aquel grupo dirigido por Jesús Bienvenido y escrito por Tino Tovar, iba a dar mucha guerra durante los siguientes años. Ese año ya optaron a lo más alto, pero se cruzaron con una de las mejores comparsas de la historia, “Los Piratas”.


El tipo de “El Cielo de Cádiz” es el de unos angelitos que están viendo a su amada ciudad desde el cielo, locos por volver a ella. Un tipo que dio mucho juego ese año, sobretodo, por el estribillo que luego comentaré. También resaltó la personalidad encantadora de una generación de comparsistas que llevaban juntos años antes de dar el salto a la categoría de adultos. El año anterior consiguieron el tercer premio con “La Botica”, logrando un hueco en la final junto con las tres grandes comparsas de esa época, la de Martínez Ares, la de Antonio Martín y la de Joaquín Quiñones.

Consiguieron meterse al público en el bolsillo con un repertorio muy cuidado, y dando una imagen de comparsa alegre, pero a la vez sin perder la esencia de la comparsa añeja. Una presentación muy bonita, con un gran repertorio de voces, muy afinaito, algo que siempre ha perseguido a la comparsa de Tino Tovar.

Algo que me llama mucho la atención de esta comparsa es el gran arsenal de buenos y bonitos pasodobles que se encuentran en su repertorio. Tal vez el más conocido sea el de “En sus pasajes”, pero otros pasodobles como el dedicado al viento del levante (en el que cuentan su travesía por las tierras gaditanas), a los coloretes (defendiendo que ellos lo llevaban en sus tipos), o el pasodoble de la historia del ángel que baja de nuevo a Cádiz por un día (y que se queda convertido en piedra para siempre), hizo que no perdieran fuerza a cada paso del concurso. Si a estas letras se les une la música precisa y cuidada de Tino, es muy complicado que el vello no se ponga de punta al escucharlos.

Los cuplés, graciosos y con arte, tenían una entradilla muy simpática. Su estribillo, con el “angelita, vamos a rozarnos las dos alitas” fue de lo más escuchado por las calles aquella semana de carnaval de 1998. El popurrit, en vez de cojear, lo que hacía era redondear una gran actuación. La música de sus cuartetas era increíble, y se unía a las voces de este grupo tan joven. Una cuarteta preciosa, la que comienza por “a veces, cuando estoy aburrido…”

Pisaron fuerte en el concurso aquel año, y cayeron de pie ante un público que pase a pase estaban más con ellos. Hasta tal punto en el que había aficionados que pedían el primer premio para ellos. Pero Martínez Ares ese año también procuró estar bien acertado, y con sus piratas consiguió llevarse el primer premio, lo que no hay que desestimar que si no fuese por eso, tal vez estos angelitos se hubieran llevado el primer premio sin desentonar. Ese año se colocaron en mitad de la “pelea” entre Martínez Ares y Antonio Martin, el segundo cosechó un tercer premio con su “Patiovecino” siendo su última comparsa en el COAC antes de su largo descanso. Si la igualdad ese año fue máxima ahí están los puntos del jurado para comprobarlo. “Los Piratas” ganaron por tres puntos sobre el segundo, y por cuatro sobre el tercero. La final la cerró “El Baratillo” de Joaquín Quiñones.

¿Piensa que se merecía el primer premio?

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