Hace poco que hice el review de la Gran Final de 1998, y a
pesar que ya tenía pensado incorporar esta comparsa a esta sección, me viene de
perlas hablar de ella tras haberla escuchado muchas veces en esa final. Una
comparsa que fue la confirmación, de que aquel grupo dirigido por Jesús Bienvenido
y escrito por Tino Tovar, iba a dar mucha guerra durante los siguientes años. Ese
año ya optaron a lo más alto, pero se cruzaron con una de las mejores comparsas
de la historia, “Los Piratas”.
El tipo de “El Cielo de Cádiz” es el de unos angelitos que
están viendo a su amada ciudad desde el cielo, locos por volver a ella. Un tipo
que dio mucho juego ese año, sobretodo, por el estribillo que luego
comentaré. También resaltó la personalidad encantadora de una generación de
comparsistas que llevaban juntos años antes de dar el salto a la categoría de
adultos. El año anterior consiguieron el tercer premio con “La Botica”,
logrando un hueco en la final junto con las tres grandes comparsas de esa
época, la de Martínez Ares, la de Antonio Martín y la de Joaquín Quiñones.
Consiguieron meterse al público en el bolsillo con un
repertorio muy cuidado, y dando una imagen de comparsa alegre, pero a la vez
sin perder la esencia de la comparsa añeja. Una presentación muy bonita, con un
gran repertorio de voces, muy afinaito, algo que siempre ha perseguido a la
comparsa de Tino Tovar.
Algo que me llama mucho la atención de esta comparsa es el
gran arsenal de buenos y bonitos pasodobles que se encuentran en su repertorio.
Tal vez el más conocido sea el de “En sus pasajes”, pero otros pasodobles como el dedicado al viento del levante (en el que cuentan su travesía por las tierras
gaditanas), a los coloretes (defendiendo que ellos lo llevaban en sus tipos), o
el pasodoble de la historia del ángel que baja de nuevo a Cádiz por un día (y
que se queda convertido en piedra para siempre), hizo que no perdieran fuerza a
cada paso del concurso. Si a estas letras se les une la música precisa y
cuidada de Tino, es muy complicado que el vello no se ponga de punta al
escucharlos.
Los cuplés, graciosos y con arte, tenían una entradilla muy
simpática. Su estribillo, con el “angelita, vamos a rozarnos las dos alitas”
fue de lo más escuchado por las calles aquella semana de carnaval de 1998. El popurrit,
en vez de cojear, lo que hacía era redondear una gran actuación. La música de
sus cuartetas era increíble, y se unía a las voces de este grupo tan joven. Una
cuarteta preciosa, la que comienza por “a veces, cuando estoy aburrido…”
Pisaron fuerte en el concurso aquel año, y cayeron de pie
ante un público que pase a pase estaban más con ellos. Hasta tal punto en el
que había aficionados que pedían el primer premio para ellos. Pero Martínez
Ares ese año también procuró estar bien acertado, y con sus piratas consiguió
llevarse el primer premio, lo que no hay que desestimar que si no fuese por
eso, tal vez estos angelitos se hubieran llevado el primer premio sin
desentonar. Ese año se colocaron en mitad de la “pelea” entre Martínez Ares y
Antonio Martin, el segundo cosechó un tercer premio con su “Patiovecino” siendo
su última comparsa en el COAC antes de su largo descanso. Si la igualdad ese
año fue máxima ahí están los puntos del jurado para comprobarlo. “Los Piratas”
ganaron por tres puntos sobre el segundo, y por cuatro sobre el tercero. La
final la cerró “El Baratillo” de Joaquín Quiñones.
¿Piensa que se merecía el primer premio?
¿Piensa que se merecía el primer premio?
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