miércoles, 26 de marzo de 2014

El dulce momento del cuarteto

Posiblemente sea la modalidad más difícil, y en el número de participantes y agrupaciones que van pasando las fases se nota. Sin embargo, se puede decir con total seguridad, que el cuarteto está pasando por los mejores años de su historia.


La modalidad donde destacarían célebres carnavalescos de la talla de “el Peña”, “el Masa”, “el Libi” o “el Batidora” se ha visto envuelto en etapas en las que precisamente sólo destacaban ellos, o que incluso no había ni un cuarteto merecedor del primer premio. Y es que el poder disfrutar de tres cuartetos de nivel es algo bastante actual, aunque en décadas anteriores se hayan podido ver tres cuartetos en la final, no llegaban al nivel de los que llegan los que en la década del 2010 participan en el COAC.

La historia del cuarteto en el Carnaval de Cádiz ha sido una montaña rusa. Si comprobamos el historial del concurso, vemos que a finales de los años 70 y principios de los años 80 se podían disfrutar de tres cuartetos, e incluso hasta cuatro cuartetos en la final (en 1980), algo que ni siquiera se puede conseguir en la actualidad por la reducción a tres agrupaciones en la final.

Años 80 en los que se recuerdan grandes cuartetos como “Grandes relatos”, “Dallas” o “La boda del siglo”. Años en los que apareció el cuarteto de Rota y su novedad de tres componentes con cuartetos históricos como “Pero, ¿por quién puñetas doblan las campanas?” o “El cuarteto siempre llama dos veces”.

Pero a partir de 1989 el cuarteto gaditano entraría en una dinámica donde el primer premio no era para nadie. Quitando la excepción del año 1991 con el gran cuarteto “Tres notas musicales” y en 1993 con “Onde va con la cochera”, hasta el año 1996 no habría primer premio a pesar de alcanzar la final al menos un cuarteto.

A partir de ahí, el cuarteto volvería a remontar con la vuelta del cuarteto de Rota o con la llegada de Vera Luque junto a los hermanos Piulestan y “el Batidora”. A pesar del hecho de que sólo entraba un cuarteto a la final, éste era gran merecedor del primer premio y hacía que la modalidad no muriera.

En los años 2002 y 2003 pudimos disfrutar de la aparición en la final de dos cuartetos que luego serían grandes culpables de la resurrección del cuarteto. El cuarteto de Algeciras y Manuel Morera se repartieron el primer premio ambos años haciendo que el cuarteto volviera a ser competitivo. Pero en el 2004, coincidiendo con el descanso del cuarteto de Algeciras y el paso de Morera a la chirigota, el cuarteto tocaría fondo sin ser capaz de estar presente en la Gran Final de aquel año.

A partir de ahí, el cuarteto comenzaría de nuevo una ascensión que a pesar de llevarle varios años, es fruto de lo que podemos disfrutar hoy en día. La vuelta al cuarteto de ilustres como los hermanos Piulestan, Gago, o el cuarteto de Algeciras hacían que se turnaran los primeros premios hasta los cinco primeros premios de Manuel Morera. A estos hay que unirles la irrupción del cuarteto de los niños llegados desde juveniles y que han conseguido los dos últimos primeros premios, o el cuarteto de Aguilera que ya es un casi fijo en las finales.

En conclusión, ahora volvemos a sentir al cuarteto como una modalidad muy a tener en cuenta y con “overbooking” incluso para entrar en la final. Este año hemos disfrutado en la final de las tres únicas agrupaciones que han estado en semifinales, pero en el 2013 ya se quedó fuera el cuarteto de Aguilera, en un año donde descansó Morera, o en el 2012 en el que el que se quedó fuera fue el cuarteto de Algeciras.


A pesar de los descansos (como el de este año del Gago), el cuarteto consigue ser disputado y respetado, algo impensable cuando hace unos quince años parecía que se moría. Por lo que hay que dar las gracias a los que se estrujan el cerebro para hacer mantener en lo alto a una modalidad difícil, pero a la vez con una historia que no se puede perder. Gracias a ello está pasando por su momento más dulce.


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