lunes, 28 de marzo de 2016

Saber ganar, y saber perder

Dicen que es importante saber perder, pero más importante saber ganar. Algo así podemos ver cada año en el COAC. Y es que no todos se toman de la misma manera las decisiones del jurado, ya sea cuando les toca salir victoriosos, como cuando se llevan el babuchazo de tener que quedarse fuera de la fase deseada. En cualquiera de ambos casos, hay que saber cómo tomarse esta decisión tan fundamental para la historia del concurso.


Lógicamente, saber ganar es lo más sencillo. Eres el vencedor y la alegría se apodera de ti. Sin dejar de reconocer el gran nivel habido y lo difícil que los demás competidores te lo han puesto, siempre con respecto, se disfruta de lo conseguido.

El problema es cuando el resultado no es el deseado. Ya sea por pasar a la final pero no ganar, ya sea por no pasar a la final o simplemente por no estar de acuerdo de la forma en la que el jurado te ha puntuado. Si has sabido ganar el año anterior, o hace dos años, o tres… también hay que saber perder y no empezar una lucha de quejas o mensajes subliminales sobre las puntuaciones, sobre quienes componen el jurado o sobre a qué autor han querido ponerle una alfombra roja mientras a ti te mandaban al cajón.

Y aquí quiero pararme para explicar cómo veo yo la “mafia” del carnaval. Veo muy bien a esos autores que quieren derribar lo que los aficionados llevamos viendo durante años que necesita un cambio. Hay cosas obsoletas en el concurso, está claro. ¿Qué puede haber mafia, cambio de puntos o favores a ciertos autores da igual lo que traigan? Puede ser. Pero he de recordar que esa supuesta “mafia” lleva implantada en el concurso muchos años. Esa “mafia” está en el concurso tanto el año que ganas, como el año que pierdes. No me convence esos autores que el año que ganan se callan, pero el año que pierden comienzan a ver conspiraciones, cambios de puntos y castigos a los “rebeldes” que quieren quitar esa “mafia”. Porque seamos sinceros, esas cosas no cambian de un año para el otro.

Esto lo escribe un humilde aficionado que no tiene ni idea de si hay mafia o no dentro del concurso. Ni sabe si los premios se dan en los pasillos, o son comprados, o todo esto es una sarta de mentiras. Un humilde aficionado que lo que quiere es disfrutar del arte de nuestros autores de forma deportiva. Un humilde aficionado que simplemente quiere que las opiniones no sean veletas en el carnaval. Si te quejas de cómo está el concurso, hazlo tanto cuando ganas como cuando pierdes. Si los años en los que te toca estar en la final o incluso ganarla, te callas, pero los años en los que te quedas fuera empiezas una guerra contra institución y jurado, entonces el problema es que no sabes perder.


Entiendo que tras meses de ensayos, duela quedarte fuera de la final, o que pienses que no se te ha premiado como mereces. Pero es un concurso, donde te puntúan (o deciden quienes ganan) cinco personas. Luego está la calle, el carnaval, los aficionados que o te aúpan o te destronan. Para ellos serás el mejor o el peor, hayas ganado o hayas perdido. Pero antes, tienes que demostrar saber ganar y saber perder.

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